Que yo recuerde solamente he puesto en el blog un refundido, el de café, y ese le hice por gusto.
Este es el resultado de una nueva versión del jabón de lilas. En mi mente era divino de la muerte, con unos firulillos preciosos realizados con mi flamante percha. Pues eso, una piensa y el jabón decide hacer lo que le da la gana. Cuando puse el aroma aquello se puso grumoso y acto seguido se cortó…al microondas con el!! y venga tandas de 10 segundos, y aquello que no terminaba de cuajar. Cuando ya me dolía la cabeza de tanto rum rum del micro, lo enmoldé. Al sacarlo al día siguiente lloraba aceite como un Magdalena, entonces recurrí al Plan B de todo jabonero: refundir.
No le he puesto nada de agua, solamente un poco de glicerina y el resultado final no me disgusta del todo. Lo mejor de todo es que ya se puede usar y no tengo que esperar un mes para disfrutar de su olor.